La localidad Burgalesa de Aranda de Duero acoge una jornada sobre el futuro de la viticultura en la que participó Agromillora
La localidad burgalesa de Aranda de Duero, acogió una jornada sobre el futuro de la viticultura organizada por la Revista Tierras.
Una de las conferencias principales, la ofreció Gerardo Brox responsable en la zona centro y Levante de Agromillora Ibérica, que habló sobre la “Selección de nuevos portainjertos de vid resistentes a estreses abióticos mediante el desarrollo y validación de marcadores fisiológicos y moleculares”.
Aunque la amenaza de la Filoxera sigue activa hoy, los portainjertos han evolucionado adaptándose a cada terreno, para proteger a la viña de otras amenazas de primer orden como la sequía, la salinidad o los altos niveles de caliza activa del suelo.
Brox, que acumula 20 años de experiencia en viticultura, explicó que la Universidad de Milán ha recolectado 150 mil semillas de vides silvestres de áreas como el Gran Cañón (Vitis cinerea var. helleri, el nombre «moderno» de Vitis berlandieri) o lagos salados (Vitis arizonica) y que “los nuevos portainjertos de la serie M vendrán de aquí, una innovación que ha llevado esta universidad italiana”.
El proyecto ha sentado las bases para el desarrollo de modelos de viticultura sostenible, severamente limitados por la escasa disponibilidad de portainjertos con características de resistencia a condiciones culturales adversas, como escasez de agua, salinidad o exceso de caliza.
El responsable de Agromillora comentó que se investigó la respuesta adaptativa de nuevos portainjertos en condiciones de crecimiento controlado y en campo abierto, evaluando el efecto de diferentes ambientes edafoclimáticos y diferentes combinaciones de injertos, considerando los efectos sobre la actividad vegetativa y sobre los perfiles de calidad de las uvas. “Los resultados permitieron la validación de nuevos portainjertos de la serie M, ahora incluidos en el registro nacional de variedades y disponibles en el mercado, y la identificación de marcadores moleculares para la mejora genética”, remarcó.
Según Brox, a partir de proyectos de selección ya iniciados, fue posible identificar portainjertos adicionales resistentes al estrés hídrico y salino y al exceso de caliza. “Se realizó un estudio adicional sobre estos genotipos resistentes con el objetivo de asociar características genéticas específicas al fenotipo”, detalló.
Este experto en viticultura explicó que el proyecto también permitió profundizar en la relación entre injerto y portainjerto, destacando “la reacción positiva que los diferentes portainjertos de la serie M tienen ante el estrés nutricional e hídrico, haciéndolos adaptables a diferentes situaciones de cultivo, con el añadido de que son los más sostenibles del mercado”.
Gerardo Brox detalló que se llevó a cabo un cuidadoso análisis de costo/beneficio del impacto de los nuevos portainjertos en toda la cadena vitivinícola italiana, también a la luz del cambio climático en curso.
Brox también ahondó en cómo elegir el mejor portainjerto para una viña de Ribera del Duero. “Hay más de 30 tipos pero por lo general se usan 5 o 6”, aseguró. “De 37 portinjertos cultivados en Italia, apenas 5 (1103P, Kober 5bb, SO4, 110R, 420A) representan el 78 % del total de la superficie.
El responsable de Agromillora comentó que cada vez son más los viticultores que plantan sobre portinjertos de mucho vigor: Kober 5bb, 110R, 140 Ru, 1103P. Pero a la hora de escoger, lo primero es analizar el terreno donde va a crecer la viña. “La elección va en función del suelo, si es más arcilloso o arenoso, si está en lo hondo de una ribera o en una ladera, pero luego también depende de la variedad que quieras plantar y del tipo de vino que quieras conseguir porque no es lo mismo elaborar un joven que un vino de larga guarda. Por otro lado, hay que tener en cuenta otros parámetros como la localización o si va a estar en secano o en regadío”, argumentó.
Este experto en viticultura de Agromillora destacó que los nuevos cuatro portainjertos M de agromillora: M1, M2, M3 y M4, tienen menos necesidad de agua que cualquier otro del mercado. “Todos necesitan menos agua que el portainjerto 110R y ofrecen mejor calidad y mismas producciones”, señaló. Brox, comentó además, que en concreto “M1 y M2 son especiales para tintos de calidad porque ofrecen poco vigor y menos pases de poda en verde con lo que se reduce la huella de carbono”.
Finalmente, a modo de conclusión, destacó que, por un lado, es fundamental disponer de herramientas que nos permitan mitigar o aliviar los estreses bióticos y abióticos inducidos por el cambio climático. Por otro, que tenemos una necesidad urgente de reducir inputs en cada proceso productivo para hacer más sostenible la cadena agrícola. “Estos portinjertos representan, ahora mismo, una solución concreta para nuestra viticultura por su sostenibilidad y resistencia a condiciones adversas”, remarcó.