Por Francisco Sanz Gaite
Voy a referirme en este comentario al fabricante de aperos, dejando para otro artículo a los fabricantes de tractores y cosechadoras con grandes grupos industriales detrás.
Lo están pasando mal muchos, pequeños, medianos y alguno grande, estoy seguro, y me duele cada vez que me entero de la desaparición de alguno de ellos.
La plantilla, unas veces larga y otras veces corta, por la ausencia en el mercado laboral de mano de obra cualificada para muchos oficios. La desaparición de agricultores y ganaderos que se viene produciendo desde hace años concentrando en unos pocos lo que antes hacían muchos. El aumento tan brutal en estos tiempos de las materias primas y la energía que sacan los costes de producción de valores admisibles para el comprador. Todo esto y algún factor más, hacen difícil mantenerse y eso ya es un triunfo como lo fue en su día nacer prácticamente de la nada.
En muchos casos eran sencillos talleres o hábiles herreros de la zona que supieron desarrollar un buen producto y con grandes dosis de emprendedores y visión de futuro crear empresas solventes. Hay muchos casos de este tipo de empresas y con historias muy curiosas detrás que a mí siempre me causaron admiración y respeto. Ya os contaré algún día alguna de ellas.
En mi “lucha” diaria con ellos (ya se sabe que una buena venta comienza con una buena compra) siempre valoré su trabajo y contacté con los mejores, sobre todo con aquellos (nacionales o extranjeros) que fabricaban máquinas adaptadas a esta zona y que no se “arrugaran” a la hora de dar la cara y solucionar los problemas de avería o recambio que toda máquina necesita antes o después.
Agricultor que lees esto ten siempre presente el servicio que fabricante y distribuidor puedan darte. Durante mucho tiempo muchos pensabais que ambos se aprovechaban de vuestras necesidades y se enriquecían a vuestra costa, yo os puedo asegurar que no conozco ningún caso y que, si han prosperado, es a base de trabajo, creación y sacrificio.
Es importante el precio sí, ¡¡ pero lo es más, una máquina de calidad fiable y segura, con respaldo detrás.
Otro día por supuesto dedicaré mi tiempo a hablar de la distribución de la que mi empresa formó parte durante 55 años. ¡¡Dios mío qué mayor me estoy haciendo!