“El futuro de los productos de Castilla y León pasa por la diferenciación”
La industria Agroalimentaria es ya un sector con un importante peso en nuestra comunidad. ¿Considera usted, que este está llamado a ser uno de los grandes pilares del desarrollo económico de Castilla y León en un futuro?
Sin ninguna duda el sector agroalimentario es uno de los motores de la economía y del desarrollo económico en el medio rural. Está muy vinculado al sector primario fundamentalmente, y a las nuevas estrategias y posibilidades que va tener el campo, una vez hayamos terminado todas las inversiones en modernización y nuevos regadíos. Una etapa que va abrir nuevas posibilidades de diversificación de cultivos y asociados a estos, la industria agroalimentaria transformadora que traerá más actividad económica y empleo en el medio rural.
¿Ahora mismo, el crecimiento de la industria agroalimentaria, el valor de sus productos y exportaciones, está creciendo o está estabilizado?
En estos momentos el valor de nuestra industria agroalimentaria ha crecido de manera importante en los dos últimos años vinculado a la reactivación económica y también por el impulso que se le están dando a las inversiones en el medio rural. En estos momentos, en cifra de negocio, ocupamos el 10º puesto a nivel nacional empleando a unas 35.000 personas. Actualmente, el 29% del empleo de la industria de nuestra comunidad, proviene de la industria agroalimentaria.
Las exportaciones de la industria agroalimentaria suponen unos 1.800 millones de euros y han crecido en los últimos seis meses más de un 5% con respecto a los mismos meses del año pasado. Castilla y León ocupa el 10º puesto en producción a nivel nacional y sin embargo estamos en la séptima posición en cuanto a exportaciones. Por lo tanto, cada vez vendemos más en España y sobre todo fuera, lo que hace que nuestra relación entre importaciones y exportaciones sea muy favorable. Ahora mismo exportamos un 152% más de lo que importamos que se traduce en una importante actividad económica y un claro ejemplo de que el sector y la economía a su alrededor se están moviendo.
El I+D+I (Investigación, Desarrollo e Innovación) es unos de los objetivos fundamentales para este sector. ¿Desde la Consejería, cómo se está apoyando esta área, motor de impulso de la industria agroalimentaria?
Hemos puesto en marcha una nueva forma de investigación absolutamente orientada al sector productor y la industria agroalimentaria. Todos los proyectos de investigación nacen de la demanda del sector y se realizan conjuntamente con la participación de productores, industria e investigadores. Este cambio de mentalidad buscando la rentabilidad de las explotaciones y la economía circular viene acompañado de una inversión un 27% superior a la del año pasado.
El impulso a la I+D+I tanto desde el punto de vista de la financiación como del modelo de trabajo va ser un pilar clave del futuro del sector. Algunos de los proyectos de investigación sobre los que se trabaja están vinculados a la vida útil de los productos para que esta no sea un freno a la comercialización y al ampliarse su duración, aumenten sus posibilidades de exportación.
¿Qué papel juega el Instituto Tecnológico Agrario, ITACyL, a la hora de mejorar todo lo relacionado con I+D+I de la Industria Agroalimentaria?
El ITACyL es quien pilota todo el nuevo modelo de investigación. Hay más de 70 proyectos funcionado con esta nueva metodología de trabajo donde se trabaja a la carta con el sector primario, industria e investigadores. Tenemos acuerdos con CARTIF, universidades publicas y privadas y otros centros tecnológicos para sumar esfuerzos y multiplicar resultados.
Su Consejería ha sido la precursora de la firma de varios convenios con asociaciones como VITARTIS, donde están agrupadas las principales empresas agroalimentarias de nuestra comunidad. ¿Qué resultados están dando ya estas alianzas?
El conocer de primera mano de las industrias agroalimentarias la demanda que hay en proyectos de investigación. A través de VITARTIS se canalizan las solicitudes de las industrias que están asociadas y la necesidad para priorizar aquellos proyectos que tienen una mayor posibilidad de reversión y mejora de productividad para el sector.
Una de las mayores quejas del sector productor es que, a pesar de los esfuerzos comprobados de la Administración, no se cumple la Ley de la Cadena Alimentaria. ¿Qué acciones se están poniendo en práctica, en la actualidad, para conseguir ese ansiado equilibrio?
El equilibrio en la cadena alimentaria es el que buscamos en todas las estrategias que hemos definido en esta legislatura. A través del modelo de trabajo de las Plataformas de Competitividad hemos impulsado medidas para conseguir este equilibrio buscando la fortaleza del sector que es en lo que se ha trabajado en todas estas plataformas. Todo con el objetivo de fomentar la agrupación del sector para tener una mayor capacidad negociadora que es de lo que se trata. Buscar e impulsar desde la administración regional la fortaleza del sector, dado que no podemos fijar los precios, apoyándonos en la investigación y la innovación, las nuevas infraestructuras de regadío y la eficiencia energética para reducir costes de producción.
El 29% del empleo de la industria de nuestra comunidad proviene de la industria agroalimentaria
¿Puede ser la figura del Defensor de la Cadena Alimentaria otra de las “armas” que pone a disposición la Administración para seguir velando por conseguir ese equilibrio?
Sí así es, el defensor de la cadena alimentaria se constituyó en octubre del año pasado y se encarga de remitir todas las quejas, denuncias y demandas que le remiten, a los organismos que tienen capacidad de resolución tal como se contempla en la Ley Agraria.
Un cultivo que está permanentemente en la cuerda floja es la patata. ¿Cree que la ansiada Interprofesional que no llega a materializarse ayudaría a estabilizar el precio de un cultivo donde somos una referencia?
Estoy convencida de que la autorregulación del sector es el mejor mecanismo no solo para garantizar el equilibrio de los precios, sino también, para que el sector siga creciendo de forma estable, sostenible y desarrolle todo su potencial.
Hay posibilidades de incrementar el cultivo de la patata, de seguir avanzando en almacenamiento y conservación y en líneas de investigación que permitan tener patata todo el año y que no se tenga que importar. Con ello evitaríamos la coincidencia en el arranque de todas las zonas y los altibajos en los precios.
El mejor mecanismo es sin duda la autorregulación y el instrumento la Interprofesional. Desde la administración lo único que podemos hacer desde el punto de vista normativo es impulsarla y apoyar para que el sector apueste por ella. A partir de ese momento, después del impulso de estos dos años, de varios boletines emitidos, de iniciativas y charlas en todas las provincias ya es cuestión del sector el determinar cómo quiere esa representatividad y que de el paso definitivo a la interprofesional. Pero hoy por hoy, no se cumplen los requisitos exigidos por el Reglamento Europeo. No hay nadie que aglutine la representatividad del 51% de las hectáreas de las que son propietarios los productores de patata.
Uno de los principales apoyos de la Consejería a la industria agroalimentaria ha sido la creación de los sellos de calidad Tierra de Sabor y Alimentos Artesanales de Castilla y León. ¿Qué acciones tiene previstas, desde estas figuras de calidad, para seguir apoyando e impulsado la industria agroalimentaria?
Fundamentalmente los sellos de calidad sirven para adaptarnos a las demandas de los consumidores. Cada persona quiere encontrar dentro de los productos de su comunidad aquello que necesita. En estos momentos hemos visto que la demanda se ha segmentado entre aquellas personas que buscan que en su compra haya una inversión social o que sean productos ecológicos o artesanos y en esta línea es en la que hemos venido trabajando. También, hemos comprobado que hay un segmento de población que demanda productos de una categoría superior, gourmet, que hacía que determinadas empresas no estuvieran adheridas a Tierra de Sabor, algo que hemos solucionado con Tierra de Sabor Gourmet.
En este momento, el crecimiento desde que se ha puesto en marcha todo este nuevo diseño ha sido un 25% más tanto en producto como en empresas adheridas a los sellos de calidad. El “corazón amarillo” aporta una garantía de comercialización. Estamos apostando mucho por la comercialización de los productos de Castilla y León, por eso, precisamente, estos últimos 6 meses han crecido un 5% las exportaciones de nuestra comunidad.
Los Consejos Reguladores y las Indicaciones Geográficas Protegidas han sido herramientas fundamentales para conseguir una industria alimentaria que tiene como máxima principal la calidad. ¿El futuro pasa por seguir reforzando esta idea?
El futuro de los productos de Castilla y León pasa por la diferenciación. En el mercado hay multitud de productos y tenemos que conseguir que nos elijan. Para eso hay que darle un valor añadido y sin duda el nuestro es la calidad. Es nuestra apuesta y valor diferencial y debe seguir siéndolo.
En estos momentos estamos trabajando en la nueva regulación del decreto de calidad para adaptar los controles a lo que establece la Directiva Europea. Por lo tanto, tendremos pronto un “plus” de control y calidad añadido a los que tenemos y para ello contaremos con consejos reguladores, marcas de garantía, denominaciones de origen para conseguir esta acreditación.
Nuestro sector cooperativo para competir mejor debe redimensionarse. ¿Qué deben hacer las cooperativas agroalimentarias para conseguir ese volumen necesario, e ir al mercado con mayor poder de negociación?
Fundamentalmente estar más unidas entre si y comercializar los productos de sus asociados. Tenemos muchas cooperativas con poca capacidad de negociación porque se vende producto fuera de la cooperativa. Es un tema de cambio cultural en el sector.
Lo pueden impulsar ellas y lo estamos impulsando nosotros con las Entidades Asociativas Prioritarias. Con el nuevo plan de cooperativismo agrario vamos a hacer una apuesta decidida por la capacidad de negociación y venta de los mercados. Hemos visto clarísimamente en el Observatorio de Precios puesto en marcha recientemente como aquellos productos y figuras de calidad en los que prácticamente el 100% de la producción se comercializa dentro de ese marco colectivo, no tiene fluctuaciones y crecen. Sin embargo, en los productos donde se comercializa un porcentaje dentro de la asociación y otro más elevado fuera de la entidad, las variaciones que tienen los precios son acusadas.
¿Por tanto van a ser las Entidades Asociativas Prioritarias, que su Consejería está fomentando, un factor clave para conseguir esta redimensión?
Estoy convencida y trabajaremos tanto en el nuevo plan de cooperativismo agrario como en ofrecer información a los agricultores y ganaderos para que vean las ventajas que tiene la comercialización conjunta y el tener fortaleza de venta. Nuestra apuesta es por un sector cooperativo fuerte, pero sobre todo con negociación colectiva y capacidad de negociación.
El lechazo es uno de los platos estrella de nuestra gastronomía y va ser uno de los principales protagonistas estas navidades. ¿Cuáles son las ultimas iniciativas que han promovido para fomentar su consumo y su modernización?
Lo primero en lo que hemos trabajado ha sido en la identificación inequívoca del lechazo de Castilla y León. Los consumidores deben saber que todo el lechazo que lleva la marca de Tierra de Sabor es de Castilla y León. Otros podrán serlo o no, pero la I.G.P. del Lechazo de Castilla y León va vinculada al sello de Tierra de Sabor. Es la identificación más clara en cualquier sitio.
También estamos trabajando con el ganadero para buscar la des-estacionalización del producto y con el sector gastronómico para promover su consumo. No puede ser que el consumo del lechazo se asocie solo a determinadas fiestas o comidas copiosas en las que se necesitan tres horas para cocinarlo. Este producto puede consumirse a diario porque su carne es muy sana.
Hay que trabajar por conseguir una mayor productividad y continuidad de la oferta del producto evitando puntuales desabastecimientos algo que se está consiguiendo gracias a los programas del ITACyL para tener lechazo durante todo el año. Además, estamos buscando alternativas para presentar el lechazo de forma que sea atractivo para su consumo en el día a día, incluyendo la quinta gama con producto precocinado y en porciones individuales o para dos personas para consumirlo al instante, sin necesidad de estar toda la mañana en la cocina, adaptándolo a las necesidades del consumidor. Por último, hemos intensificado los controles de todo el producto que viene de fuera.
¿Es el actual sistema de seguros agrarios la mejor herramienta para protegerse de las contingencias climáticas, especialmente, el excesivo calor y las heladas? ¿Cuáles son las principales medidas que se han puesto en marcha desde su Consejería para paliar los efectos de la sequía en este sector y el resto de cultivos?
El sistema de protección más garantista son los seguros agrarios sin ninguna duda. Lo que hemos hecho ha sido mejorarlo para que sea más atractivo. Primero triplicando su financiación, hemos multiplicado por tres el presupuesto de la Junta destinado a seguros agrarios.
Después, hemos trabajado con Agroseguro y ENESA para revisar los rendimientos para adaptar el seguro a aquellos cultivos que son diferenciales en Castilla y León y también para los que no eran atractivos como los hortofrutícolas. A estas iniciativas hay que añadir, además, las nuevas líneas de financiación que se han recuperado como los seguros ganaderos de extensivo que se habían reducido y complementar el seguro agrario hasta donde hemos podido, porque esta regulado por la Comisión Europea. Somos la segunda comunidad que más complemento le pone al seguro agrario en este momento.
También hemos modificado todo el sistema de contratación para que al agricultor le llegue directamente la financiación de la junta de Castilla y León descontada de la póliza. Por lo tanto, agricultores y ganaderos, no van a tener que anticipar nada ni hacer más solicitud que la del seguro, recibiendo ese descuento directamente en la póliza.
Tenemos unas bases muy sólidas sobre las que construir el futuro del sector Agrario y Agroalimentario de Castilla y León
¿Qué va suponer para el sector productor y la industria, el nuevo Observatorio de Precios puesto en marcha recientemente por la Consejería de Agricultura?
El Observatorio de Precios tiene un objetivo claro que es poner de manifiesto el precio que recibe el agricultor y ganadero por sus productos. Nos permite comparar, ver la evolución de un producto y, sobre todo, es una herramienta para el sector primario para que pueda tomar decisiones de planificación estratégica porque esta cargado con información de los dos últimos años. Con estos datos se pueden planificar las producciones y las ventas viendo el precio de los diferentes cultivos.
Es, en definitiva, un instrumento de trasparencia absoluta y una herramienta muy potente y rigurosa, en la que hemos trabajado los dos últimos años para que esté a disposición de todos los ciudadanos. Basta con entrar en la pagina web de la consejería y acceder al enlace del Observatorio de Precios.
¿Por último, qué mensaje le gustaría trasmitir a los agricultores, ganaderos y representantes de la industria agroalimentaria?
El mensaje tiene que ser de optimismo y de futuro. Es un sector potente y la administración regional siempre ha estado a su lado y lo va seguir estando. Para avanzar de una forma organizada, en una mayor capacidad de negociación y acometer la mejora del equilibrio de los tres eslabones de la cadena alimentaria.
Los 600 millones de inversión en infraestructuras, el nuevo modelo de investigación y las nuevas herramientas de información, son bases muy sólidas sobre las que poder construir el futuro del sector Agrario y Agroalimentario de Castilla y León.