La base de la estrategia de protección serán los tratamientos preventivos, con buena cubrición de todas las partes de la planta, utilizando antioídios específicos
Fue en 1845 cuando el oídio (Uncila Necator), procedente de América y visto en Europa, fue encontrado por primera vez por un jardinero en Margate, Canterbury (Inglaterra). Posteriormente, a partir de 1851 es cuando desafortunadamente empezó a detectarse en España. Desde entonces, esta enfermedad ha supuesto el mayor desafío de control fúngico en nuestros viñedos por su capacidad de adaptación al clima y la gravedad de los daños que llega a producir sobre los racimos.
Activo de 6⁰ C a 33⁰C, diseminado por el viento, puede instalarse en la planta con una humedad ambiental alta, penetrando a través de los poros de respiración (estomas), afectando a hojas, racimos y pámpanos. Favorece su desarrollo la temperatura suave, deteniendo su diseminación (conídias) cuando la temperatura alcanza 35⁰C y muriendo con calor extremo (>42⁰C), también con períodos largo de tiempo seco.
En gran parte de las variedades, los ataques en el fruto se detienen a partir del envero, pudiendo continuar afectando a las hojas jóvenes.
Claves para su control
- Técnicas agrícolas
- Elegir portainjertos poco vigorosos y variedades poco sensibles al oídio y plantar con orientaciones que favorezcan la insolación y aireación de frutos.
- Reducir nitrógeno en los abonados.
- Poda en verde, desnietado y deshojado para favorecer ventilación y penetración de las aplicaciones.
- Evitar trabajar la tierra con temperaturas frescas a suaves y alta humedad en el suelo.
- Con ataques iniciados, deshojar y asegurar penetración de los tratamientos (pasar todas las calles, aplicaciones a pistola en vasos) y quemar restos de poda si es posible.
- Anticipación
La base de la estrategia de protección serán los tratamientos preventivos, con buena cubrición de todas las partes de la planta, utilizando antioídios específicos.
- Momentos estratégicos
Existen cuatro momentos importantes para realizar aplicaciones:
- Brotes de 10-15 cm
- Inicio de la floración
- Tamaño perdigón a guisante
- Cierre de racimos a inicio envero
En variedades muy sensibles, es recomendable intercalar aplicaciones entre los momentos señalados cuando pasen más de 15 días, si se aplicó productos penetrantes, y a los 7-9 días de azufres.
- Nuevas tecnologías
El apoyo de modelos predictivos de riesgo de oídio, basado en datos climáticos de estaciones meteorológicas públicas o privadas, son de gran ayuda en la toma de decisiones en las aplicaciones y su contundencia de control. También es aconsejable usar una o varias moléculas, acortar plazos de aplicación si el riesgo es elevado, actuar en la vegetación para mejorar penetración y cuidar los laboreos, entre otras opciones.
Existen aplicaciones gratuitas para el móvil que permiten su consulta en estaciones públicas y estudiar su riesgo como la de Cesens, además de comercializar estaciones privadas para ubicar en nuestros viñedos mejorando el pronóstico de riesgo de la enfermedad.
- Herramientas de defensa
Siendo un hongo de desarrollo externo (ectoparásito), el oídio ancla sus raíces (haustorios) para alimentarse de la planta. La lucha contra el hongo será dirigida según su desarrollo sobre el cultivo, sin infecciones, infección inicial, o infección desarrollada con multiplicación.
Es recomendable utilizar productos de contacto y penetrantes antes de producirse las infecciones y productos erradicantes y antiesporulantes una vez desarrollada, alternando ambos modos de acción para evitar resistencias, si bien no se señalan resistencias a los productos de contacto (azufres, terpenos, aceites cítricos, bicarbonatos…). Sin embargo, estos deben reforzarse con productos penetrantes si se prevén lluvias superiores a 10 mm, para evitar así que queden descubiertos por lavado del producto.
Cabe resaltar el registro de nuevas moléculas ecológicas de control preventivo y erradicante como los terpenos y otros fungicidas preventivos, biológicos y fitovacunas que modernizan las herramientas de lucha contra la enfermedad.
El rescate
Una vez producida la infección, el oído se desarrolla a nivel interno y externo en la planta. La mejor alternativa es, por lo tanto, atacar por ambas vías para intentar controlarlo.
Frenar las esporulaciones externas con productos de corte, oxidantes etc. del tipo terpenos, azufres con permanganato, bicarbonatos etc es el primer paso. Después, conviene actuar contra los órganos de desarrollo interno con materias penetrantes, evitando repetir grupos químicos que fomenten resistencias.
Antes de iniciar aplicaciones, se debe asegurar una buena penetración del producto, despuntes, deshojados, y se preverá su repetición a los 9-10 días según el control observado y siempre que las condiciones de registro de cada materia activa en particular lo permitan.
Es muy importante extremar las precauciones en su control, cuando se hayan producido infecciones el año anterior, por la alta cantidad de órganos invernantes (peritécas y micelios en yemas) que quedan en la parcela. De cualquier modo, hay que tener en todo momento la guardia alta contra esta enfermedad, sobre la cual la sabiduría popular ya va acuñando pautas: “Oído antes de San Fermín, trae a tus uvas el fin”, una referencia a la detección de oídio en racimo en estados tempranos como dificultad seria para llegar a su vendimia.
Para finalizar, me gustaría agradecer desde SIPCAM Iberia la oportunidad brindada por EMPRESA AGRARIA para colaborar en este importante medio informativo y ofrecer a sus lectores nuestras soluciones de control antioídio, como son Araw®, Sufrevit®, Guante® 500, Domark® Evo y Song®, así como desearles una próspera campaña vinícola.
Autor: José Ramón Gómez Catalán
Delegado de Marketing Operativo Viña en Sipcam Iberia
Email: jrgomez@sipcam.es
Fuentes consultadas:
- Pérez de Obanos Castillo, Jose L., 1998- Los Parásitos de la Vid. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Ediciones Mundiprensa.
- Pollini, Aldo., 2018-La Difesa delle Piante da Fruto. Edagrícole.