Este biofertilizante puede aportar hasta el 40 % de las necesidades de nitrógeno en cobertera que necesita el cultivo
“La innovación nace escuchando al agricultor en el campo”. Así lo defiende Symborg, compañía líder en biotecnología agrícola que, tras mucho escuchar a agricultores y productores reflexionar sobre sus necesidades, entendió que había una preocupación compartida en el sector: ¿cómo ser más eficientes en el uso fertilización nitrogenada? ¿Cómo dar un paso más para aunar rentabilidad y sostenibilidad, adaptándose a las nuevas regulaciones? Symborg comenzó a trabajar en una fórmula que ayudara a la planta a obtener nitrógeno de forma biológica, incluyendo cultivos como cereales y colza. Así, después de muchas horas de investigación del equipo de I+D de Symborg, nació BlueN.
Compuesto por la bacteria endófita exclusiva Methylobacterium symbioticum, BlueN proporciona nitrógeno a la planta a través de las hojas. Este biofertilizante puede aportar hasta el 40 % de las necesidades de nitrógeno en cobertera que necesita el cultivo de manera biológica, según datos de ensayos de campo realizados por Symborg en distintas localizaciones. Esto se traduce, entre otros beneficios, en una menor degradación del suelo y de la contaminación de los acuíferos, aumentando la rentabilidad de los cultivos sin impacto ambiental. Además, BlueN destaca por ser muy fácil de aplicar vía foliar, requiere de una sola aplicación por ciclo de cultivo y es compatible con la mayoría de los herbicidas, fungicidas e insecticidas.
¿Cómo funciona BlueN, el primer biofertilizante de nitrógeno de máxima eficacia? La bacteria endófita exclusiva Methylobacterium symbioticum proporciona nitrógeno a la planta a través de las hojas y las coloniza rápidamente, convirtiéndolas en su hábitat. De ahí, BlueN convierte el nitrógeno del aire en amonio, metabolizándose directamente en aminoácido de manera constante durante todo el ciclo del cultivo. Como consecuencia, hay un flujo constante de nitrógeno a la planta al mismo tiempo que un ahorro energético para ella.
Symborg, siguiendo con su política de cercanía con el agricultor, ha realizado múltiples seguimientos de campo, en distintos tipos de cultivos, que respaldan los beneficios de BlueN. En el caso del trigo, en Castilla y León, se han conseguido unos resultados que mejoran la eficiencia de la fertilización convencional nitrogenada en un 30 %.
BlueN, una ayuda para la adaptación a las nuevas regulaciones
“BlueN es una ayuda clave a la hora de cumplir las cada vez más exigentes normativas relacionadas con el uso de nitrógeno”, comenta Enrique Asensio, gerente de zona de Symborg en Castilla y León. Sin ir más lejos, a mediados de 2020, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta aumentó en más de 10.000 km2 la superficie protegida bajo la figura de zona vulnerable por contaminación de nitratos, lo que supone ya el 20% de la superficie agraria útil de Castilla y León.
“El agricultor castellanoleonés sabe que es el momento de apostar por herramientas innovadoras y ahora, con biofertilizantes como BlueN, el manejo de una fertilización nitrogenada óptima es más sencillo”, afirman desde Comercial Agrícola Castellana, distribuidor de BlueN en Castilla y León. Con un gran número de hectáreas aplicadas en la comunidad, BlueN es un ejemplo más de cómo los productos basados en microorganismos han venido para quedarse.
Microorganismos al servicio de mayor rentabilidad y sostenibilidad en la producción de cereales
Symborg apuesta por la innovación como el mejor aliado para la agricultura del siglo XXI, ayudando a los agricultores a maximizar sus cosechas con el mínimo de recursos y sin riesgos para la salud humana, animal y del medioambiente. Como destaca Asensio, “Tenemos ya bioestimulantes y biofertilizantes basados en microorganismos para afrontar la agricultura del futuro”. Otro de estos microorganismos es Glomus iranicum var. tenuihypharum, presente en los bioestimulantes Resid MG y Resid HC, ambos especialmente desarrollados para cereales. Con este exclusivo hongo formador de micorrizas es posible incrementar la producción de nuestros cereales en un 7-15% gracias a la relación simbiótica que establece con la planta, en la que el hongo facilita a la planta una mayor absorción de agua y nutrientes.
Ser agricultor en estos tiempos implica tener una gran capacidad para afrontar nuevos retos. Sin duda, tan importante es encontrar un modelo sostenible como conseguir que también sea un modelo rentable para el agricultor. Los microorganismos, en este contexto, se han convertido en un gran aliado para aumentar la rentabilidad de los cultivos reduciendo e impacto ambiental. Con productos basados en biotecnología, que nacen de la naturaleza para la naturaleza, se consiguen resultados de éxito, al tiempo que se demuestra que “sostenibilidad y rentabilidad no están reñidos y la agricultura y el medio ambiente no son enemigos íntimos”, concluye Asensio.