Con un modelo productivo centrado en el azúcar y en coproductos, la compañía ha invertido en los últimos siete años más de 87,5 millones de euros en eficiencia, mantenimiento de fábricas y seguridad alimentaria
Una gestión comprometida con el medioambiente, con la sostenibilidad y la eficiencia energética, la mejora constante de sus fábricas y la seguridad alimentaria han llevado a Azucarera a invertir, durante la pasada campaña, más de 9,4 millones de euros, y en los últimos siete años esa cuantía ha superado los 87,5 millones de euros, como recoge la Memoria de Sostenibilidad de la compañía correspondiente al ejercicio 2019/2020.
Azucarera trabaja en tres grandes áreas de acción centradas en su contribución al desarrollo rural y la prosperidad de los territorios en los que está presente, así como en el uso responsable de los recursos disponibles. El informe recoge el amplio alcance de su actividad, que se extiende más allá de actividad azucarera, siendo referente en la producción de materias primas para alimentación y el bienestar animal (piensos, melazas, prebióticos) así como otros ingredientes e insumos destinados a otras industrias (química, farmacéutica, de fermentación) o mercados (abonos, fertilizantes ecológicos y productos para jardinería). A ello se añade la producción propia de energía en el proceso productivo, cuyo excedente es vendido a la red. Como señala el consejero delegado de Azucarera, Juan Luis Rivero, “solo actuando de manera responsable, con la innovación como herramienta clave en cada una de nuestras operaciones, y siempre basándonos en los principios de sostenibilidad y economía circular, podemos optimizar el funcionamiento de la cadena de valor. Mediante esta gestión comprometida con el medioambiente y las personas, favorecemos el estímulo económico, promovemos el desarrollo rural y contribuimos al dinamismo económico de las comunidades donde estamos presentes”.
El informe destaca, en el plano de la contribución al desarrollo rural, las diferentes herramientas y servicios realizados para conseguir la mayor rentabilidad y rendimientos para el cultivo. Entre ellas, incide en el impulso realizado a través de Agroteo en agricultura de precisión con el uso del Big Data y los sistemas de teledetección, las acciones realizadas por AIMCRA para el fomento del riego solar, el control de enfermedades de la remolacha o el asesoramiento energético gratuito, entre otras acciones.
En lo referido a su implicación con las personas y a su bienestar, Azucarera ha centrado sus esfuerzos en mejorar los planes de prevención de riesgos laborales y las condiciones de trabajo, continuar impulsando sus planes de igualdad y diversidad –en la actualidad el 23% de la plantilla la componen mujeres, un 2% más que en el ejercicio anterior–, seguir dando oportunidades a jóvenes locales en sus prácticas de formación en la compañía, la donación de azúcar –más de 40.000 kg– en un año muy complicado para los bancos de alimentos y los comedores sociales locales. En materia de impacto económico en las comunidades en donde opera, durante el ejercicio Azucarera ha realizado el 97% de los pedidos a proveedores locales.
Uso responsable de los recursos
El uso responsable de los recursos naturales, tanto en las operaciones propias como en las de la cadena de suministro, en base a los principios de sostenibilidad y economía circular, conforman la Política de Gestión Ambiental de Azucarera que tiene como objetivos consumir menos agua en las fábricas –en la campaña 19/20 se redujo un 7,6%–; ayudar a los agricultores a que sean más eficientes optimizando el riego en sus parcelas, evitando consumos y costes innecesarios; la no generación de residuos; continuar avanzando en la eliminación total del plástico no reciclable -en la actualidad el 99% del que usa ya lo es-; y reducir las emisiones de CO2 en el proceso de extracción del azúcar de la remolacha. En el campo, Azucarera explica cómo ha continuado trabajando con AIMCRA, Agroteo y sus agricultores de cara a realizar una gestión eficiente de insumos que redunde en beneficios medioambientales en el campo.
A todo ello se une el trabajo realizado por los investigadores del Centro de I+D de Toro quienes, junto con centros tecnológicos locales y en muchos casos con los clientes, desarrollan proyectos de innovación para conseguir la máxima utilización de los coproductos derivados de la remolacha. Así, a lo largo de los años, la compañía ha ampliado el número de productos y aplicaciones específicas para alimentación animal y vegetal con Betalia, Prebionat y Fibractive.
Para descargar la Memoria de Sostenibilidad 2019/2020 pulsar aquí.