Pretende dar respuesta a las necesidades y potencialidades del sector así como a la demanda real de empleo
Los consejeros de Empleo, Carlos Fernández Carriedo, y de Agricultura y Ganadería, Milagros Marcos, han presentado esta mañana el Mapa de Formación Agraria y Agroalimentaria de Castilla y León, un instrumento vivo que permitirá conocer y analizar en profundidad la oferta formativa de la Comunidad y responder a las demandas reales, tanto formativas como de empleo, de ambos sectores, y que contará, hasta 2020, con una dotación superior a los 75,2 millones de euros.
Teniendo en cuenta que el 85 % de los trabajadores del sector agrario no poseen ningún tipo de formación certificada u oficial –cifra muy superior a la de algunos países de la Unión Europea–, y que la formación agraria y agroalimentaria constituye uno de los pilares estratégicos del desarrollo rural y de la modernización agraria, la Junta de Castilla y León pretende elevar el nivel de formación y de cualificación profesional de los trabajadores y empresarios de los ámbitos agrario y agroalimentario para contribuir a incrementar la eficiencia y la competitividad de las explotaciones y empresas agrarias, para mejorar su capacidad de respuesta frente a nuevos escenarios y para impulsar la sostenibilidad con el uso respetuoso y eficiente de los recursos disponibles.
Así, la Consejería de Agricultura y Ganadería, en coordinación con las consejerías de Educación y de Empleo -esta última a través del Servicio Público de Empleo (Ecyl)-, convertirá el Mapa de Formación en un elemento de información y orientación, además de reflexión y base para elaborar una oferta formativa agraria y agroalimentaria eficaz que responda a las necesidades que tienen ambos sectores y contribuya a incrementar su profesionalización. Este nuevo modelo, orientado al empleo, será un sistema integrado de planificación formativa adaptado a las necesidades y potencialidades del sector agrario y de la industria agroalimentaria, y propondrá una oferta flexible, coordinando los recursos públicos y privados para mejorar la cualificación de los actuales activos y de los futuros profesionales.
Entre los objetivos que se persiguen con la elaboración de este Mapa de Formación se encuentra la adaptación, de manera continua, de la oferta formativa a las necesidades actuales y futuras del sector primario y su industria de transformación, así como a la especialización productiva de Castilla y León, teniendo en cuenta las necesidades y potencialidades territoriales. Se pretende, además, asegurar una formación continua de calidad, tanto para los jóvenes que se incorporan como para los profesionales en activo, lo que mejorará su cualificación y, al mismo tiempo, posibilitará el relevo generacional.
Para conseguirlo, el Mapa de Formación Agraria y Agroalimentaria coordinará la oferta formativa formal y la no formal, la pública y la privada, buscando su complementariedad y evitando ineficiencias. Se trata, como ha recordado Milagros Marcos, de ser proactivos y adelantarse a impulsar la formación en aquellas materias, disciplinas, contenidos y/o tecnologías innovadoras antes de que se conviertan en necesidad, además de impulsar y promover el carácter práctico de los procesos formativos incentivando la colaboración efectiva entre las empresas del sector y las entidades de formación.
La Consejería de Agricultura y Ganadería pondrá, además, a disposición de los alumnos el servicio de tutorización personalizada integral AgroTutor Joven, que abarcará la etapa previa de formación, la elaboración y puesta en marcha del plan de empresa y que continuará posteriormente hasta la consolidación de la actividad empresarial.
Una oferta formativa con necesidades
Para la elaboración de esta nueva herramienta, se han analizado las múltiples ofertas formativas existentes para los sectores agrario y agroalimentario. Así, se han contabilizado 43 ciclos de Formación Profesional y 51 Certificados de Profesionalidad que imparten cerca de un centenar de centros, entidades, empresas y universidades; además, existen más de 80 tipos de acciones formativas complementarias que dan más de 160 proveedores de formación no formal.
Con la elaboración del Mapa de Formación se han localizado, además, una serie de carencias tanto en la formación formal como en la no formal, a las que, a través de esta herramienta, se pondrá solución. Las necesidades detectadas se centran en completar itinerarios formativos en los distintos subsectores (agrícola, ganadero, forestal, jardinería, industria alimentaria); compensar los desequilibrios más notorios entre la especialización productiva de la Comunidad y la especialización formativa existente; corregir los desequilibrios territoriales, dada la diversidad del conjunto de la oferta en las distintas provincias; y adaptar la formación no solo a las características productivas, sino también a las características sociales y demográficas, integrándola en otros planes y programas regionales.
Quince líneas de actuación
Es, tras este profundo análisis, cuando se pone en marcha el Mapa de Formación. Una nueva herramienta que tiene en cuenta todo el abanico formativo existente adaptado a las necesidades de los sectores agrario y agroalimentario, desde la Formación Profesional, a la FP para el Empleo, la Universidad y la formación no formal, y que nace con 15 líneas de actuación.
Las cinco primeras se centran en la Formación Profesional y abordan desde la oferta del itinerario formativo completo en el sector ganadero y agrícola con la implantación de los ciclos de Grado Superior ‘Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal’, en Palencia, y ‘Paisajismo y Medio Rural’, en el centro de formación de La Santa Espina, en la provincia de Valladolid. También se incrementa la oferta de ciclos de FP de la familia de industrias alimentarias con la implantación del ciclo de Grado Superior ‘Vitivinicultura’ en La Santa Espina, y se busca la mejora de la distribución territorial de la oferta formativa de ciclos de FP con la implantación de los ciclos de Grado Medio ‘Actividades ecuestres’, en Segovia; ‘Jardinería y Floristería’ en el centro de Albillos, en Burgos, y ‘Producción agropecuaria’, en Ávila. Además, se reconocen los centros de formación agraria como Centros Integrados de Formación Profesional (CIFP) y se busca la potenciación y promoción de la formación práctica en centros de trabajo y la FP Dual, incorporando criterios de prioridad en la línea de ayudas de modernización para explotaciones que acojan estudiantes de programas de FP Dual.
En el caso de la Formación Profesional para el Empleo son tres las líneas de actuación y se centran en el incremento, de 8 a 15, de la oferta de certificados de profesionalidad, entre los que se encuentran manejo y mantenimiento de maquinaria agraria, apicultura, agricultura ecológica y aprovechamientos forestales; en la adaptación de la especialización formativa a la especialización productiva del territorio, ampliando la inscripción de centros de la consejería para impartición de nuevos certificados; y en la oferta de FP para el empleo en los centros tecnológicos de la Consejería de Agricultura y Ganadería.
En cuanto a la formación universitaria, se han fijado tres líneas: una de ellas para fomentar los postgrados en materia agroalimentaria, para lo que se establece el Máster en Gestión de Empresas Agroalimentarias y la Escuela Agroalimentaria de Verano Agricool; otra para conseguir la alineación de los títulos de FP de Grado Superior con los títulos universitarios de Grado, para lo que se pondrá en marcha un proyecto piloto con la Universidad de Valladolid; y la implantación de un nuevo programa Agrobecas +50 para jóvenes universitarios, enfocadas a su futura incorporación al sector agroindustrial.
Del mismo modo, para la formación no formal se han establecido cuatro líneas de actuación cuyo objetivo es realizar acciones formativas de temática agraria y agroalimentaria adaptadas a las necesidades detectadas, tanto a iniciativa de la Consejería de Agricultura y Ganadería como a la carta a petición del sector, por lo que se crean 40 nuevas acciones formativas complementarias entre las que se encuentran las de eficiencia energética, gestión de empresas, cooperativismo, marketing, exportación, nuevas tecnologías 4.0 o seguridad alimentaria; adaptar la formación a la especificidad territorial, introduciendo criterios que primen la adaptación de la formación a las características económicas, productivas, sociales y demográficas; consolidar el Máster en Maestro Fromelier y el Curso Internacional de Sumiller; y sensibilizar en los colegios rurales sobre los itinerarios formativos agrarios y agroalimentarios.