Un estudio de ECAF muestra que la mitigación y la adaptación al cambio climático pueden ser reales en Europa aplicando la Agricultura de Conservación
De acuerdo al informe de la Federación Europea de Agricultura de Conservación (ECAF) alrededor de 234 millones de toneladas de CO2 fueron emitidas en España en 2015, fruto de la actividad de sectores no sujetos al Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE (RCDE UE). De estos, cerca de 38 corresponden a labores agrícolas. La Agricultura de Conservación (AC) puede contribuir a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) almacenando CO2 como carbono orgánico en el suelo. En España, se fijarían alrededor de 53 millones de toneladas de CO2.
A nivel europeo, la cantidad de Carbono almacenado en los suelos a través de la práctica de la Agricultura de Conservación, equivaldría a 190 millones de toneladas de CO2, lo que representaría casi el 10% de las emisiones permitidas en los sectores no incluidos en el RCDE UE para 2030, y más del 22% de los compromisos de reducción de GEI de la UE-28para dichos sectores.
En palabras de Emilio J. González-Sánchez, Secretario General de la ECAF, “la Agricultura de Conservación promueve una alteración mínima del suelo y la reducción de emisiones de CO2 siendo un aliado seguro en la lucha contra el cambio climático que tanto preocupa”.
En su reciente presentación a la consulta sobre Política Agrícola Común, la ECAF pidió a la Comisión Europea que reconozca la Agricultura de Conservación, y sus tres pilares, como un equivalente al “greening”, con el fin de incentivar la adopción de esta práctica. Incentivar la Agricultura de Conservación permitirá a la Unión Europea aprovechar los beneficios de este sistema agrícola holístico.
Actualmente, no parece factible el cumplimiento de las previsiones de reducción de las emisiones comprometidas en el Acuerdo de París por la Unión Europea para 2030. Ante este desalentador escenario, la Agricultura de Conservación se presenta como una alternativa eficaz para afrontar el reto.
Cambiar las prácticas agrícolas reduciría las emisiones tanto como el cierre de 50 centrales eléctricas de carbón
En España, cerca de 650.000 hectáreas, casi un 9% de los cultivos anuales, se manejan con siembra directa,la práctica agrícola más representativa de la Agricultura de Conservación en cultivos anuales. Asimismo, la implantación de cubiertas vegetales en cultivos permanentes está teniendo una aceptación muy alta: de hecho, la mitad de la superficie europea en la que se ha implantado esta técnica se encuentran en el país ibérico. Estos datos demuestran que las previsiones de implementación de la Agricultura de Conservación en España se presentan muy positivas.
De hecho, si el sistema de agricultura tradicional fuese sustituido por Agricultura de Conservación en toda la superficie española, mediante esta técnica se podría capturar y almacenar hasta un 87,09% del total de emisiones de CO2 que se pretende reducir en los sectores no incluidos en el RCDE UE en España para 2030 de acuerdo con el Tratado de París.
Datos del estudio indican que 4 hectáreas con Agricultura de Conservación anularían las emisiones anuales promedio de un ciudadano europeo. Para Emilio J. González-Sánchez, “no reconocer los grandes resultados de la Agricultura de Conservación sería un atraso, así como no favorecer la implementación de este tipo de prácticas agrícolas una barrera para el cumplimiento de las políticas europeas acordadas en París”.
La Agricultura de Conservación es un modelo que puede adaptarse a la gran mayoría de cultivos y regiones del mundo y que, además de permitir la mitigación del cambio climático y la adaptación de los cultivos a dicho fenómeno, presenta los siguientes beneficios:
- Mayor productividad y servicios ecosistémicos
- Conservación del suelo y mejora de la calidad del agua
- Mejoras en los contenidos de Carbono orgánico del suelo / Materia orgánica
La Agricultura de Conservación ofrece un enfoque de agricultura sostenible que se ha comprobado altamente eficaz y que está basado en tres principios interrelacionados; la mínima alteración del suelo; la cubierta vegetal permanente; y la diversificación y rotación de las especies cultivadas.