Las medidas elegibles para solicitar ayudas en el marco del Programa de Apoyo 2014-2018 son promoción de vino en terceros países, reestructuración y reconversión de viñedo, destilación de subproductos e innovación
El Consejo de Ministros aprobó, a propuesta del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, un Real Decreto que actualiza la norma de aplicación del Programa de Apoyo al sector vitivinícola para el periodo 2014-2018. Un Programa que ofrece como medidas elegibles para solicitar ayudas, la promoción del vino en terceros países, la reestructuración y reconversión del viñedo así como la destilación de subproductos y la innovación.
Con la nueva norma se adapta la legislación nacional a los nuevos reglamentos comunitarios de desarrollo de la Organización Común de Mercados (OCM) en el sector vitivinícola, que entraron en vigor el pasado 18 de julio. Unos cambios, derivados de la nueva normativa de la UE, que si bien no resultan sustanciales, sí son numerosos, lo que ha conllevado, por motivos de claridad, la derogación del actual Real Decreto y la redacción de uno nuevo.
Con este nuevo Real Decreto se adapta la normativa nacional a los nuevos reglamentos comunitarios de desarrollo de la OCM en el sector vitivinícola
Las nuevas disposiciones de la Comisión Europea clarifican aspectos sobre los beneficiarios, los criterios de admisibilidad y de prioridad y las normas para la selección de solicitudes, entre otras cuestiones, por lo que se han introducido adaptaciones en las ayudas de promoción en mercados de terceros países, de reestructuración y reconversión de viñedos, de destilación de subproductos, de innovación y de cosecha en verde.
Esta nueva norma se aplicará retroactivamente desde el 18 de julio, fecha de entrada en vigor de los citados reglamentos. No obstante, las disposiciones del anterior Real Decreto 1079/2014, de 19 de diciembre, se seguirán aplicando a las solicitudes presentadas con anterioridad a esa fecha.
Con la aprobación de este Real Decreto se continúa apostando por la mejora de la competitividad del sector vitivinícola español a través del refuerzo de sus estructuras productivas, de los proyectos de innovación y de la promoción en países terceros, con lo que se seguirá incrementando la a capacidad de comercialización y de exportación.