La iniciativa penaliza la imagen del producto en un momento crucial para el sector como el final de cuotas de producción europeas en 2017
El sector remolachero azucarero, integrado por AGFAE, Azucarera, Acor, Asaja, COAG, UPA y la Confederación Nacional de Cultivadores de Remolacha, se opone a la subida de impuestos a las bebidas azucaradas, ya que se trata de una medida cuya eficacia no está demostrada para racionalizar el consumo, promover una alimentación más saludable y prevenir la obesidad.
La medida y su eficacia para promover una alimentación más saludable no está demostrada
El sector reafirma su compromiso con la salud de los consumidores a través de un debate informado sobre las políticas de salud pública en torno al azúcar y señala que lo importante es centrarse en el total de las calorías consumidas. Asimismo, defiende la necesidad de insistir en un consumo moderado y responsable y defiende al azúcar como un alimento que puede formar parte de una dieta variada y equilibrada en el marco de un estilo de vida saludable.
El sector insiste en la relevancia de las medidas educativas y el traslado de información veraz, basada en el consenso científico a los consumidores como herramientas fundamentales para prevenir problemas de salud derivados de la alimentación. En este sentido, destaca que la obesidad es un problema complejo y multifactorial que consiste en un desequilibrio entre ingesta y gasto energético y cuya solución no puede centrarse en un único ingrediente.
El sector reafirma su compromiso con la salud de los consumidores a través de un debate informado en torno al azúcar
Las actividades que integran el sector remolachero-azucarero y su cadena de valor – agrícolas, industriales y de distribución al consumidor – son un elemento clave en la dinamización económica y la generación de empleo, así como en el mantenimiento de la actividad productiva y del empleo en el mundo rural. El final del sistema de cuotas de producción europeas previsto para 2017 sitúa al sector en un momento crucial, por lo que todos los agentes sectoriales, especialmente los agricultores remolacheros, son extremadamente sensibles a iniciativas como esta que penalizan la imagen de su producto.