“En la mejora genética en cereales, ya tiene más peso la resistencia a enfermedades, que la productividad pura y dura”
HERNAN-VILLA en su corta trayectoria de vida se ha convertido en un referente en el mundo de la semilla de alta calidad.
¿Cómo están afrontando la sementera en la que estamos inmersos?
Por un lado, estamos terminando de posicionar nuestras variedades ya consolidadas dentro de nuestra red de multiplicadores de España y de Portugal. Por otro, estamos sembrando la red de ensayos de toda la nueva genética que llegará al mercado dentro de 3-5 años.
¿Cómo podemos conseguir que la nueva genética sea más rentable para el agricultor?
Se consigue de dos maneras, primero con variedades más adaptadas al entorno y a los nuevos escenarios climáticos que nos encontramos. Haciendo que sean más productivas y con una resistencia genética extra a enfermedades y problemas que pueden surgir, como el asurado o el encamado. Segundo, consiguiendo que estas variedades que lanzamos al mercado abarquen, a la hora de su comercialización, la mayor cantidad de mercados posibles. Por poner un ejemplo, que cuando sembremos una avena, ésta además de ofrecernos la máxima productividad, tenga la calidad suficiente para poder destinarse a la producción de forraje, de grano o para la producción de copos de avena, algo muy demandado por la industria agroalimentaria. En el caso de la cebada, por poner otro ejemplo, lo mismo, que sea muy productiva y que pueda destinarse tanto para la producción de grano pienso como para maltería por su calidad. Esto permite al agricultor además de maximizar su producción poder elegir el canal de comercialización más adecuado en cada momento para obtener la máxima rentabilidad de sus cultivos.
¿Podemos decir que una de las características de HERNAN-VILLA es la diferenciación?
Desde nuestros inicios siempre hemos apostado por esta diferenciación, de hecho, estamos creciendo entre grandes empresas multinacionales con muchos más recursos que nosotros y lo estamos consiguiendo, entre otras cosas, por apostar por cultivos que nos aporten una diferenciación y un valor extra para el agricultor. Ejemplo tangible de esto es que somos, actualmente, una de las empresas de referencia en soja a nivel nacional, un cultivo que venimos desarrollando en España desde hace más de 14 años.
Uno de los retos de la agricultura de hoy en día es adaptarnos al cambio climático y una de las herramientas es la genética. ¿Cómo puede la genética en la semilla adaptarse al cambio climático?
El cambio climático está ahí. Cada vez tenemos primaveras más inestables, marcadas algunos años con fuertes golpes de calor muy tempranos y otros con heladas tardías e incluso con exceso de lluvias muy próximas al verano. Los que hacemos es seleccionar y adaptar la nueva genética a este nuevo escenario. Como ejemplo de esto, tenemos un parámetro en la selección de nuestras variedades que cada vez utilizamos más y que es clave en la selección actual que es la “velocidad de maduración”. Necesitamos variedades de cereal que espiguen lo más tarde posible para poder librarnos de una eventual helada tardía y sobre todo, que entre el espigado y la maduración del grano transcurra el menor tiempo posible. Con esto conseguimos variedades mucho más estables y seguras en productividad y calidad, incluso en años muy limitantes con pocas lluvias o golpes de calor muy fuertes en mayo o junio.
Otro de los grandes retos es la sanidad vegetal en los cultivos. ¿Los problemas fúngicos hay que afrontarlos desde la genética de la semilla?
Aquí lo que ocurre es cada vez tenemos menos armas para combatir enfermedades que antes se podían combatir de forma sencilla mediante tratamientos químicos. Debido a esta problemática, a nivel genético lo que se está buscando es una resistencia genética incorporada a las principales enfermedades que afectan a los cereales: Fusarium, Mancha Oval, Virosis, Helminthosporiosis y Rinchosporiosis o Royas. De hecho, en la mejora genética ya tiene más peso la resistencia a enfermedades que la productividad pura y dura. El agricultor y el multiplicador de semilla nos piden variedades productivas y tolerantes. En la actualidad, este tema ha cobrado tanta importancia, que tiene más valor casi la resistencia a enfermedades que la productividad, porque muchas veces esta segunda se da por hecho.
¿De cara a esta sementera cuáles son las variedades consolidades del catálogo de HERNAN-VILLA?
Seguimos apostando por variedades, que después de más de cinco años, han demostrado sobradamente su comportamiento, rusticidad y regularidad, en años muy diversos en climatología, que es lo que les da valor. En trigo, SOFRU y SOLLARIO. En cebada KWS FANTEX y en triticale, TRISMART y ELICSIR. Mientras que en avena tendríamos nuestra reina de la corona, ALBATROS.
¿Y en lo que respecta a nuevas variedades?
En trigo tenemos como novedad trigos como KWS ULTIM y KWS SPHERE, con tolerancia genética a Virosis y Fusarium. En cebada hemos lanzado esta campaña la variedad KWS OVNIS que se caracteriza por ser una cebada de invierno con altísima sanidad y doble tolerancia genética a virosis, problema cada vez más serio y a tener muy en cuenta en las siembras tempranas de octubre y de noviembre. Mientras que en cebadas de primavera las novedades son KWS CHRISSIE, cada vez más consolidada por su productividad y regularidad y KWS THALIS, cebada número 1 en nuestras zonas frías en los ensayos oficiales a nivel nacional GENVCE este año y ya validada para maltería para los que puedan defender este ingreso extra.
En avena lanzamos la nueva variedad KWS CROQUANT, una avena de invierno de alta calidad de grano que viene a complementar a ALBATROS en las siembras más tempranas, con las mismas actitudes de producción tanto de forraje como de grano de alta calidad que puede ser destinado a la producción tanto de pienso como de copos.
