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La revolución de las avenas blancas

La avena es un cultivo que durante mucho tiempo no tuvo mejora genética. Un cultivo minoritario donde se utilizaba poca semilla certificada ya que la avena tradicionalmente se utilizaba para forraje y para producción de grano en tierras pobres.

Este paradigma cambió con las nuevas tendencias de alimentación y una nueva demanda de avena para la alimentación humana. El mercado ha empezado a demandar avena para la fabricación de harinas destinadas a la fabricación de otros alimentos, muchos de ellos aptos para celiacos y el consumo de copos de avena ha aumentado y se ha generalizado.

Este aumento en la demanda para alimentación humana ha provocado un aumento de la inversión en investigación y desarrollo de nuevas variedades más productivas y con una mayor calidad de grano, lo que ha provocado un salto cualitativo en toda la genética de la avena, “Ahora somos capaces de poner en el mercado avenas mucho más productivas, con mayor calidad de grano y mejor agronomía en lo que se refiere a sanidad y resistencia al encamado”, explica Sergio Hernández, responsable del departamento de producción y ventas de HERNAN-VILLA.

Gracias a variedades como Albatros, el agricultor está consiguiendo más producción, menos riesgo de encamado y mayor calidad.

La nueva genética en avena ya está aquí

Esta nueva genética ha aportado al productor principalmente un aumento de la producción. “Son variedades que producen más grano y de mayor calidad, con mucho más peso específico”, recalca Hernández.

Con la anterior genética, en terrenos pobres, alcanzar valores de 48-49 de peso específico se consideraba una buena calidad de grano, porque lo normal era conseguir valores inferiores. Con esta nueva genética en secanos limitantes y fechas normales de siembra se consiguen de forma regular valores de peso específico superiores a 50, mientras que secanos productivos y regadíos se llegan a alcanzar pesos específicos de 57, valores hasta la fecha nunca vistos en avenas. “Se esta obteniendo muy buena calidad de grano para la industria y esto ayuda a que las peladoras de avena estén aumentando su capacidad de fabricación de copos y harinas de avena de producción nacional”, señala este responsable de HERNAN-VILLA.

Estas fábricas necesitan una avena con alto peso específico y alto PMG (Peso de mil granos), avenas que una vez peladas tengan por lo menos un 70% de rendimiento. “Otro componente de calidad es que tenga poca grasa entre la cascara y la almendra interior para que al pelarla no de problemas en la maquinaria durante el proceso de pelado y evitar a su vez el posterior riesgo de enranciamiento, siendo esto también una característica varietal”, comenta Sergio Hernández.

Con esta nueva genética se han elevado mucho los techos productivos ofreciendo una nueva alternativa a los productores. “Ya disponemos de variedades como Albatros que cuando las introducimos en secanos húmedos o regadíos de alto potencial podemos superar los 8.000 kg/ha, valores que antes eran impensables”.

Gracias a variedades como Albatros, el agricultor está consiguiendo más producción, menos riesgo de encamado y mayor calidad para poder abarcar los tres mercados potenciales de la avena blanca: el mercado de copos de avena, el mercado de grano y el de forraje.

Un cultivo con muchas ventajas

La avena tiene muchas ventajas, es un cultivo rústico que se puede poner en tierras, buenas, medias y malas y que tiene un menor coste productivo ya que requiere menos isumos para su producción.

La avena blanca, en función del ciclo, se puede sembrar desde primeros de octubre hasta casi febrero. En el caso de Albatros, su fecha ideal de siembra está entre finales de octubre y finales de diciembre, abarcando un amplio periodo de tiempo que permite dejar purgar las tierras y prepararlas antes de la siembra e incluso siembras tardías en el caso de venir años con lluvias tempranas en septiembre y octubre.

En estos momentos su futuro es más que prometedor. A nivel industrial hay tres proyectos en marcha en Castilla y León y otro en camino con una inversión muy potente por lo que la demanda de este cultivo va a subir. Los precios que se están pagando por la avena destinada a copos son superiores a los del trigo. “La avena de calidad se pagó el año pasado unos 50 euros/tonelada por encima del precio del trigo, con menos gastos de producción y un alto potencial productivo”, señala Hernández.

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Periodista especializado en información agraria. #Agricultura, #Ganadería y pizcas de social media. @enripalomo en Twitter. Narrando desde @EmpresaAgraria

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