Por Fernando Alonso Arce, Ingeniero Agrónomo
Esta campaña, el productor de patata se va a encontrar con dos problemas añadidos, a los que normalmente presenta este cultivo.
Por una parte, no va a poder utilizar el Diquat como secante, para destruir la parte aérea del cultivo de patata y, por otra parte, tampoco se va a poder usar el CIPC como antigerminante, para evitar la brotación de los tubérculos almacenados.
Teniendo en cuenta que estos problemas no solo van a complicar la campaña a los patateros españoles, sino que lo van a hacer a todos los productores de patata europeos, lógicamente, los productores tratarán de sacar sus patatas al mercado lo antes posible. La razón no es otra que, por una parte vender su producción cuando haya menor oferta ̶ y por lógica precios más altos ̶ y, por otra parte, para evitar brotaciones en el almacenaje.
Si se produjese esta situación, a esto habría que añadir que se puede prever que Francia inundará con su patata los lineales de nuestros supermercados, en fechas más tempranas de lo que lo hacía otros años, al tener más problemas para conservarla en sus almacenes. Esto podría dar lugar a una campaña catastrófica para nuestro sector.
Según los datos de FEPEX, este último año, Francia ha vendido en España 706.000 toneladas de patata, nada menos. La experiencia nos dice que no hay dos campañas iguales y que, en patata, es muy difícil hacer predicciones, por lo que espero equivocarme. Por otra parte, teniendo en cuenta estas circunstancias, este sería un buen año para que empezase a actuar la Interprofesional de la Patata de Castilla y León.