ASAJA Castilla y León presenta su balance agroganadero anual
Producir bien, en cantidad y calidad, y tener que tragar con la decepción de que las cuentas de la explotación sigan marcando pérdidas. 2016 ha sido un año complejo que además ha tenido que superar el sector agrario y ganadero en una situación de total orfandad, con un gobierno desaparecido en combate por el baile de elecciones y pactos. El mercado, cada vez más complejo y dominado por multinacionales y gran distribución, y las administraciones, a remolque de los acontecimientos y poco proactivas, completan el contexto. Para ASAJA, “todos los avances, todos los pequeños logros, se están consiguiendo a base del esfuerzo de los propios agricultores y ganaderos, tanto en el plano productivo como en el de organización”. También, en el lado positivo del balance del año que se va, la OPA destaca la cada vez mayor concienciación del consumidor sobre la importancia del origen de los alimentos, “como prueba de garantía y calidad y también de apoyo a la economía y sociedad rural”, subraya la OPA.
Aunque los datos oficiales se esfuerzan por apuntar cada año subidas en la renta agraria, siempre pasan por alto que esas estadísticas se logran a base de reducir el número de activos del sector: menos gente para producir lo mismo o más aún. El incremento real es el de los insumos, ya que los medios de producción se “comen” alrededor de la mitad de la producción final agraria, a costa de la permanente reducción de beneficios del agricultor y el ganadero.
Tal como resume Donaciano Dujo, presidente de ASAJA Castilla y León, 2016 ha sido en Castilla y León un año de buenas producciones y de gran calidad, a excepción del regadío, porque por las lluvias no se pudieron hacer las tareas de siembra a tiempo, y los rendimientos van a ser menores. La cosecha de cereal fue buena, los pastos abundantes, nuestras producciones en leche y carne excepcionales, nuestros viñedos magníficos, la patata obtuvo buena producción… “pero los precios, sin embargo, han seguido siendo malos para el sector ganadero, especialmente para la leche y el ovino, y para mayor desastre se ha sumado la bajada de los cereales”, subraya.
Los precios vuelven a ser la preocupación y denuncia principal del sector y de ASAJA, ya que produciendo bien y con la máxima calidad, “no sacamos rentabilidad a este oficio del que tan orgullosos nos sentimos, y menos aún los jóvenes, que son los que tienen las inversiones más recientes. Por el contrario, los márgenes comerciales de industria y sobre todo de la distribución, se mantienen cada año”, afirma Dujo.
La política agraria, ‘a la bartola’
Otro hecho que ha marcado el año agrícola ha sido la inacción de las administraciones a la hora de proteger al eslabón más débil de la cadena, el agricultor y ganadero. Una inacción redoblada en este caso por un largo año de gobierno nacional en funciones que ha paralizado cualquier iniciativa, en especial dos vitales como el acuerdo lácteo y el desarrollo de los mecanismos de control de abusos en la cadena alimentaria. “Con el gobierno en funciones, la Unión Europea confusa por el Brexit y la Junta derivando las responsabilidades a Bruselas y a Madrid, ha sido un año en blanco para la política agraria, solo adornado por promesas sin fundamento ni presupuesto real”, lamenta Donaciano Dujo.
El hecho es que comenzará 2017 con el cronómetro en el mismo punto que se inició 2016. Además de las medidas encaminadas a la protección del agricultor y el ganadero en la cadena alimentaria, ASAJA reclama con urgencia una mayor dotación presupuestaria para poner en marcha compromisos mil veces vendidos por las administraciones, como el desarrollo de infraestructuras agrarias, en particular regadíos y concentraciones parcelarias, o la recuperación del apoyo al seguro agrario.
En cuanto a la PAC, Donaciano Dujo ha pedido una mayor estabilidad en los marcos de regulación europeos, “con un horizonte mínimo de siete años y no de cuatro, o incluso en la práctica de menos, porque continuamente se está especulando con cambios en las reglas y eso genera incertidumbre en el sector, y no se nos puede pedir que seamos competitivos cuando muchas veces no sabemos ni hacia dónde caminamos”. Lo verdaderamente importante, para ASAJA, es que nuestra comunidad autónoma y nuestro país trabajen, tanto en el marco de la negociación europea como en la aplicación de las normas en nuestro territorio, para dar prioridad al agricultor y ganadero profesionales.
El carbón de ASAJA, para Hacienda
Por último, ASAJA expresa su preocupación por la decisión del Ministerio de Hacienda de penalizar con un nuevo impuesto a las bebidas azucaradas, sector que es demandante principal de melazas y por tanto de remolacha, cultivo fundamental para Castilla y León. Para ASAJA, “no es creíble la coartada de que lo hacen para proteger nuestra salud, porque esta decisión viene con el sello exclusivo de Cristóbal Montoro y su objetivo no es otro que recaudatorio”. Contra este nuevo impuesto, y cualquier otro que quiera gravar los alimentos, esenciales y básicos para la población, se manifestará ASAJA de Castilla y León el próximo jueves, 5 de enero, en Valladolid. El carbón de ASAJA del recién estrenado 2017 irá, pues, para el Ministerio de Hacienda y su titular, Cristóbal Montoro.